Externalidades. Wifi.

El rápido y creciente rechazo al wifi y conexión de datos y la alarma social relacionada con él tienen su centro de batalla actual en el wifi de las viviendas. Si bien es cierto que dentro de un edificio es el propietario el que tiene derecho a decidir qué es lo que hay en ese edificio, si es un edificio público es el Estado el que decide, el Gobierno. Pero el gobierno tampoco puede decidir por los individuos. Los individuos son libres de elegir si en una institución que ellos pagan a la fuerza tienen que soportar unas condiciones que no quieren. Lo mismo ocurre cuando se está rodeado de gente que sin ninguna necesidad tiene activada esta tecnología. No es que la esté utilizando sino que la tiene activada. Sitios como los autobuses de largo recorrido, los autobuses urbanos o el metro. Y la situación más inconcebible es la que se puede vivir en la propia vivienda. Uno en su propia vivienda no tiene por qué aceptar intromisiones: físicas, gaseosas o líquidas. Ni olores, ni electromagnética.

Pero, claro, como el Wi-Fi la emisión de ruido, los datos, y otro tipo de cosas tienen su origen en la propiedad privada de alguien para impedirlo teóricamente tienes que actuar sobre esa propiedad privada. En el caso del wifi y los datos es distinto. Pero puede ser que en algún país no sea legal. La cuestión es qué es lo que pasaría si la gente que no quiere wifi ni datos en su cuerpo ni en su casa se toma las mismas libertades que los del wifi y los datos. Y además, esto ocurre muchas veces cuando hay gente que pone los wifis en las habitaciones y durante las horas de sueño. Teniendo en cuenta también que la gente no necesita estar comprando y vendiendo acciones en cada momento. La gente no se dedica eso. Esta moda entra en la casa del vecino sin su permiso. Y el vecino puede permitirlo o no. Y aquí es donde llegamos a que si los del wifi se toman unas libertades, los vecinos de los del wifi y de los datos se pueden tomar otras. Y, ¿qué es lo que pasaría entonces? Pasaría que esos vecinos se podrían comprar inhibidores de frecuencia que bloquearan las ondas de wifi. Si metes el wifi en mi casa yo bloqueo para que no entré en mi casa. Y, lastima, si ese inhibidor de frecuencia se mete en tu propia casa bloqueándote el wifi. Todo esto se solucionaría si alguien inventara un wifi por cable que llegara a todas las habitaciones de una casa. Sería buena idea también que los constructores de viviendas pusieran conexiones a Internet para los ordenadores en todas las habitaciones de una casa. Y si hubiera una conexión por cable para el teléfono ni el ordenador ni el teléfono tampoco necesitarían estar conectado al wifi de la casa. A ver si los que tienen los datos puestos tienen suerte, y nadie lleva un inhibidor de frecuencias encima.

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