Trabajo y paro (3)
“Cuando el barco se hunde los coletas son los primeros en abandonar el barco”
Pero, ¿no fueron los del PSOE quienes dijeron que este chico no hacía otra cosa que hacer el vago, que no trabajaba y lo único que hacía era escaquearse? Para que le llamen vago, la cosa tiene que ser muy grave. Es decir, para que los del PSOE, es decir, los vagos, te llamen vago, es que no tienes que estar dando palo al agua. Parece ser que lo único que hacía este chico valiente en el Gobierno era dar la charla a la la ciudadanía y dedicarse a la verborrea. O sea, lo único que sabe hacer y a lo único que se ha dedicado siempre. No ha hecho nada más que cambiar de puesto en cuanto veía que el trabajo se le venía encima y que no podía echarle el muerto a otro. Este chico es como los que está en una oficina echando la siesta y cada vez que sale, va rápido de un sitio a otro para parecer que está ocupado y haciendo algo.
Qué raro un izquierdista quejándose de tener muchísimo trabajo. Lo normal es que se quejen de tener, simplemente, trabajo. Porque no hay cosas más incompatibles entre sí que los izquierdistas y el trabajo.
Y, la verdad, es que sólo un cretino se sentiría mal cuando tiene mucho trabajo. El trabajo, desde siempre, ha significado la obtención de recursos. Mediante el trabajo obtenemos recursos. Por ejemplo, el dinero. Hoy en día tener mucho trabajo es una bendición. Incluso para muchos sería una bendición tener trabajo. Menos para la casta, menos para los izquierdistas. Los recursos son necesarios para sobrevivir y para vivir de una manera cómoda y holgada. Esto no puedes saberlo ni entenderlo si eres un idiota perdido. Es decir, un izquierdista. Cualquiera que trabaje por su cuenta espera no sólo tener mucho trabajo, sino tener solamente trabajo. Porque si no hay trabajo, no hay recursos a cambio de trabajo. Y a los trabajadores, al contrario que a los pijos, es decir, a los izquierdistas, no les cae el dinero del cielo. Paa los trabajadores, es decir, para quienes no son izquierdistas, tener muchísimo trabajo es una buenísima señal. Y como, al contrario que los izquierdistas, están acostumbrados a trabajar, ya saben cómo gestionar el exceso de trabajo.
Solamente los vagos y los que viven del dinero de los demás, que se supone que trabajan para ellos pero que resultan que nunca están trabajando, pueden permitirse el lujo de quejarse detener muchísimo trabajo o de llamar cretino a quien se sentiría bien cuando tiene mucho trabajo.
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Qué cutre, qué chusco, qué rastrero, qué casposo, qué grasiento y qué ridículo. Todo en la izquierda es así. Sucio, maloliente, sin gusto, sin arte, sin destreza, sin estilo, torpe, sin resultado, perdedor y fracasado.
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Este chico parece que piensa que sus votantes son unos retrasados profundos. ¿Queda alguien en España que no sepa desde hace meses que Podemos está yéndose a la mierda, electoralmente hablando?