La rebelión de las crisálidas

A veces ocurre que la prensa nos distorsiona la información. Otras, nos la oculta. Por eso, a veces, si te pones a repasar alguna noticia de actualidad porque hay algo que te resulta sospechoso te puede ocurrir algo parecido a lo siguiente. Resulta que después de ver una foto de la autodenominada Cassandra, lo dejas pendiente para cuando tengas tiempo. Por ejemplo. Por qué. Porque, después de haber visto la foto, tienes la certeza de que sea una feminista de Bilbao. Y en el artículo no pone que sea de Bilbao. Pero tú, siendo de Bilbao, y viendo su belleza , lo sospechas. No sólo por eso. Resulta que tiene más indicios de ser de Bilbao, aparte de su exuberante belleza y su forma facial femenina. Bueno, también hay que decir que en Bilbao hay muchas mujeres que tienen cara de mujer. Otras de hombre. Y estas últimas, las feministas, suelen llevar bigotito como el de la foto. Debe ser porque a sus novios homosexuales y cornudos les excita. Y tienen todo el derecho porque cada uno se excita con lo que le da la gana. Pero el caso es que te pones a investigar y no pone en ningún sitio que es de Bilbao.

Revisando artículos te encuentras con uno que dice que la tal Cassandra no es una tía sino un tío. Un tío de pelo en pecho. Bueno, quizás ahora no tenga pelo. Se lo depila. Cada uno hace con su pelo lo que le da la gana. O sea, que resulta que la tal Cassandra era un tío. Lo que no sabemos es si era un tío cuando cometió el delito o era una “tía”. Bueno, una tía porque lo diga él. Ya. O sea, que puede que dijera que se “cambiaba” de sexo porque sabe que a los hombres, por ser hombres, se nos castiga siempre con más años de cárcel. Pero ese dato no ha salido a la luz. Por otra parte, tampoco sabemos qué tal le funciona el clítoris. Aprovechando la operación quirúrgica podría haber aprovechado y haberse puesto una linterna en el clítoris para cuando vaya al baño por la noche. O también, un sintonizador de radio. O mejor, directamente, una conexión de Internet a sitios web con buscadores de trabajo para que le manden las ofertas sin tener que frotarse el clítoris.

Qué bajo ha caído el marxismo. Los homosexuales socialistas cortándose la polla y poniéndose una vagina de mentiras para intentar, vanamente, hacer la revolución. 100 años después y los bolcheviques se cortan la polla para asaltar el Palacio de Invierno o rodear el Congreso.
Han entendido mal el significado de la expresión echarle cojones a algo. ¿Y el nombre? ¿Por qué Cassandra y no Pabla Iglesias? O Lenina. Cassandra es el típico nombre de prostituta que escogían las putas cuando se anunciaban en los anuncios clasificados del periódico local de Bilbao hace décadas. Como Tifanny y Jennifer. Antes de esos anuncios no había ninguna que se llamara así en Bilbao.

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