Un mundo libre
Estamos en guerra.
La mayor guerra de toda la historia de la humanidad. En realidad ya estábamos en guerra desde hace más de 20 años. Los ataques previos a los ataques preliminares a la guerra ya estaban llevándose a cabo desde hace décadas. Ataques para debilitar a la humanidad, para debilitar su moral, para debilitar la moralidad, para ir ensayando y poner y mantener en la práctica el poner a una parte de la población contra la otra parte de la población. Todo esto ya se había llevado a cabo con anterioridad en el siglo pasado en los países izquierdistas (URSS, China, Corea del Norte, Camboya), en la Alemania nacional-socialista y en la España dominada por la izquierda durante la guerra española contra el izquierdismo que tuvo lugar de 1936 a 1939. El ejemplo más claro ha sido el feminismo: leyes de divorcio, leyes de pedofilia en las escuelas, leyes de violencia de género (sic), promover y ocultar legalmente las denuncias falsas. Y luego agitar a la escoria para que salte al cuello de cualquier hombre en cuanto un hombre tiene el mínimo roce físico con una mujer. Por poner un ejemplo tonto. Quienes estuvieron y están detrás de todo eso, son los mismos que quienes han estado y están detrás de la propagación de la mentira de la existencia de una inexistente pandemia provocada por un inexistente virus, para el cual ya tenían preparadas las inyecciones letales. Son décadas de preparación desde el punto de vista de la psicología individual, de la psicología de masas, de la manipulación mental y del arte de manejar al rebaño. Mentiras en las que no sólo se trataba de soltar mentiras para hacer leyes feministas, por ejemplo. Sino que se trataba de ir probando con las mentiras más grandes, más burras en el sentido del tamaño y de la envergadura de su falsedad, más falsas, más increíbles y que significaran más criminalidad sobre quienes se mentía y sobre quienes se difundían bulos: los hombres. Y sobre quien negara los postulados feministas y sus mentiras. También décadas de cuentos sobre otros virus y otras falsas pandemias: SIDA, gripe A, fiebre porcina, aviar, etc. Mentiras en relación al clima, a la temperatura, al origen del petróleo, etc. Décadas de preparación en las que la alianza entre los izquierdistas y los globalistas nos ha traído hasta donde estamos ahora. Ahora estamos en una guerra declarada y abierta. Una guerra en la que todo el mundo está tomando posiciones a uno y otro lado. Una guerra que sólo puede tener un vencedor. Una guerra en la que los perdedores lo pagarán con la vida. ¿En que bando luchas tú? Hay algo que ya está corriendo de boca en boca por medio mundo: la humanidad ganará la guerra y se dedicará literalmente a dar caza uno a uno a los globalistas, izquierdistas y traidores. Y llegado el momento no habrá compasión. No habrá piedad. Ningún país del mundo podrá ni siquiera plantearse el darles cobijo porque se arriesgará a desaparecer de la faz de la tierra. Como con la lucha contra el feminismo y el lesbianismo, otra vez más la victoria es nuestra.
Lo primero que hay que saber es qué ocurre. Porque si no sabes que estás en guerra, mal tema. Si no sabes contra quién es la guerra, mal tema. Si no sabes cómo combatirlos, mal tema. Hay que conocer el contexto histórico, el contexto político, el contexto policial y militar, el contexto social, el contexto de la naturaleza concreta de la guerra (tanto del instrumento del ataque como de la propia guerra). Hay que saber cómo funcionan y cómo están llevándose a cabo la guerra psicológica y la guerra desinformativa. Hay que conocer la disposición de fuerzas, hay que conocer el número de fuerzas enemigas junto a su capacidad de movilización y maniobra, hay que conocer los puntos flacos y las debilidades del enemigo, hay que conocer sus miedos y sus terrores, hay que saber quiénes son los enemigos de tu enemigo, hay que saber dividir al enemigo. Hay que conocer cuáles son las fuerzas con las que el enemigo está atacándote y cuáles son los campos de batalla en una batalla en particular y en la guerra en general. A veces hay que ceder para tenderle trampas, para confundirlo, para ganar tiempo, para despistarlo, para que cometa errores, para que los errores que cometa se vuelvan visibles y/o para permitir que pierda fuerza en el ataque. Hay que decidir de antemano en dónde hay que dejar que venza el enemigo y en dónde queremos vencerlo nosotros. Hay que saber lo que va a pensar el enemigo antes de que se le ocurra que tiene que pensar algo.
En este momento, independientemente de las particularidades y diferencias del país del mundo del que seas y en el cuál vivas, los frentes que ha abierto el enemigo son, entre otros: mentiras sobre el papel de los virus, mentiras sobre la existencia de una pandemia, golpes de Estados abiertos y declarados y destrucción de las Constituciones de los países, legislación para imponer las mentiras y para que los brazos armados de los globalistas, de los izquierdistas y de los traidores (poderes judiciales, policiales y mediáticos) actúen en consecuencia y como parte de su ejército, propaganda y agitación a la chusma y a la escoria para que acose, maltrate y persiga a quienes se oponen a las normas de las dictaduras de los masones, globalistas e izquierdistas y persiga a quienes se oponen a aceptar las mentiras, las mascarillas, las vacunas, los “pasaportes”, las restricciones, las limitaciones, los secuestros, la violencia medica, etc.
La guerra mental, para utilizar el rebaño para atacar a la gente libre, es a la vez un frente, un arma y un campo de batalla. La naturaleza del rebaño, de los idiotas, de la chusma, de las sucias y de los imbéciles, es lo que es: un puto rebaño. Y hay que tratarlo como tal. Y como hicieron nuestros antepasados en Numancia contra los romanos. Hay que hacer que los elefantes se vuelvan contra ellos y los aplasten. Pero sin olvidar que el rebaño es a la vez el campo de batalla. Son idiotas e imbéciles. ¿Por qué si no iban a dejarse vacunar? Y además una y otra vez. Esto es una guerra y no hay que tener escrúpulos para nada. El bando que tenga escrúpulos, perderá la guerra.
Alguno de nosotros va a morir. Pero no nos quedará otro remedio. Nosotros no elegimos la guerra. Nosotros sólo podemos elegir perderla o ganarla.
Hasta ahora sólo ellos han movido ficha. Ahora nos toca a nosotros.
Hasta ahora hemos hecho lo más difícil. Hemos aguantado el golpe. A partir de ahora nos queda lo más duro. Luchar y ganar.
La humanidad se dirige hacia un nuevo futuro.
Un mundo libre.
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
La pandemia en tiempos de pandemia
La pandemia en tiempos de pandemia (2)
La pandemia en tiempos de pandemia (3)
La pandemia en tiempos de pandemia (4)
La pandemia en tiempos de pandemia (5)
La pandemia en tiempos de pandemia (6)
La pandemia en tiempos de pandemia (7)
La pandemia en tiempos de pandemia (8)
La pandemia en tiempos de pandemia (9)
La pandemia en tiempos de pandemia (10)
La pandemia en tiempos de pandemia (11)
La pandemia en tiempos de pandemia (12)
La pandemia en tiempos de pandemia (13)
La pandemia en tiempos de pandemia (14)
La pandemia en tiempos de pandemia (15)
La pandemia en tiempos de pandemia (16)
La pandemia en tiempos de pandemia (17)
La pandemia en tiempos de pandemia (18)
La pandemia en tiempos de pandemia (19)
La pandemia en tiempos de pandemia (20)
La pandemia en tiempos de pandemia (21)
La pandemia en tiempos de pandemia (22)
La pandemia en tiempos de pandemia (23)
La pandemia en tiempos de pandemia (24)
La pandemia en tiempos de pandemia (25)
La pandemia en tiempos de pandemia (26)
La pandemia en tiempos de pandemia (27)