Las putas feministas
Antes de empezar con el sexo hay que dedicarse a los preliminares. En este caso hay que ir una por una.
Lo primero que vemos cuando abrimos el primer artículo titulado “soy prostituta y feminista”, es una feminista en cuya camiseta pone Puta Feminista. En ese caso el título del artículo más apropiado habría sido “Soy una puta feminista”. Debajo de la fotografía pone que ofrecen servicios sexuales y no se sienten explotadas. No, cuando hay dinero de por medio no se sienten explotadas. Si no hay dinero incluso se pueden sentir mujeres objeto porque la postura que tú eliges no le gusta. En el artículo pone que Natalia no es de este mundo. Posiblemente sea una mujer adelantada a su época, simplemente. Natalia ha encontrado que mejor terreno para echar por la inexistente desigualdad es la prostitución. Para diferenciarse del resto de las prostitutas, seguramente, dice que no venden su cuerpo y que sólo ofrecen un servicio sexual. Nadie quiere comprar el cuerpo de una feminista, ni de una puta. Esta puta tiene demasiadas tonterías en la cabeza. Los clientes que solicitan servicios sexuales sólo quieren servicios sexuales. Y no comprar ni vender cuerpos. En el artículo también se comenta que otra puta dice que se considera una puta feminista. Y esto nadie se lo va a poner en duda.
“soportar jefes, cumpliendo horarios y haciendo tareas insalubres como estar parada sin descanso durante ocho horas seguidas” Parada diez horas seguidas tocándose el clítoris es muy aburrido. Es verdad, es mejor echar unos cuantos polvos. Aunque sean fingidos.
“«Dedicarte al trabajo sexual en una sociedad mayoritariamente machista es complejo y te hace enfrentarte a muchos estereotipos», comenta en el descanso de su último filme. «Es muy fácil teorizar sobre el trabajo sexual cuando nunca has estado en un set de rodaje, pero no tanto dar la cara cuando eres tú misma la que se enfrenta al estigma todos los días».” Ummmmmm. Cuánto sufrimiento y pena arrastra esta chica. Lamentable el papel del patriarcado en todo este asunto.
En el segundo artículo nos dice la protagonista que está por elección y que no quería trabajar 12 horas por 600 euros. Bueno y, ¿por qué decir 12 horas por 600 euros en vez de haber dicho 18 horas por 820 euros? Otra que ha escogido cambiarse el nombre y ponerse un nombre extranjero. Y es que la represión sexual, quejarse sobre sí mismas, abarca todos los aspectos de su identidad y personalidad. Estar acomplejadas de ser lo que son y de no ser lo que no son. En el artículo habla una puta, la primera, que dice que tiene tatuado un cuadro de un pintor y su perro. Ummm. Su perro. La señorita dice que “Una de las cosas que la gente piensa cuando te metes en esto es que te va a dar por el alcohol, las drogas, y que te vas a acostar con cualquiera.” No, claro, con cualquiera no, desde luego que no.
Luego en el artículo habla de una mujer transexual. Lo que no sabemos es si es una lesbiana o es un homosexual. Y esto es culpa de ellos por la confusión que nos provoca toda esa jerga marxista cultural. En cualquier caso no nos interesa y seguimos leyendo el artículo. Nos aparece la foto de Paula Ezquerra que dice que se considera una puta activista. Bueno hay muchas otras que son unas putas activistas y ni siquiera se abren de piernas. No te preocupes.
“Natalia Ferrari se define como una mujer “bastante peculiar”. Es vegana, bisexual, atea, antinatalista y sólo practica relaciones abiertas. Dejó el instituto a los 13 años.” Estupendo, con eso ya nos has dicho todo.
La del tercer articulo empieza bien: Ms Nina: «Soy una princesa y no una guarra» Desde luego, de guarra nada. Cómo se te ocurre. Quién iba a pensar eso. Eso puede ser lo ultimo que se le puede ocurrir a alguien. Lo que van a pensar es que eres una princesa. Desde luego.
“»Por ser chica no todo es rosa, bonito y purpurina” No, este mundo es un valle de lágrimas, con hombres pertrechados en cada esquina esperando que pase una mujer para violarla o casarse con ella. Que vete a saber qué será peor. Lo mejor que puede hacer una mujer es ser una puta feminista. Claro.
Otra dice que “¿Por qué un tipo puede hablar de sexo y si lo dice una tía es una puta?” Claro que sí. No se puede decir nada por culpa de Franco. A ver cuando se muere de una puta vez. Y no sólo él sino también la Inquisición. Qué se muera también la Inquisición. Ese cuerpo policial que funciona como servicio secreto y que no deja decir a las mujeres lo que quieren decir ni hacer lo que quieren hacer. Abajo Franco, abajo la Inquisición. Dice también que le dicen calentona. Sí, claro. Es un atrevimiento porque lo normal sería que le llamasen frígida. ¿Cómo esperan que una calentona trabaje de puta? Para ser puta hace falta ser una frígida y no tener ganas de abrir las piernas un montón de veces al día.
El cuarto artículo está dedicado exclusivamente a una puta que ha aparecido en uno de los artículos anteriores y que se llama Natalia Ferrari. Parece ser que ese es su verdadero nombre. Es puta y argentina. De todo este artículo nos quedamos con las siguientes palabras:
“ Me pasó con el tema de los servicios sexuales. Veía que muchas hacían sexo anal y felaciones sin condón. Pensé, «si no hago esto no voy a trabajar». ¡Claro que vas a trabajar! Vas a trabajar con los clientes que tú quieras y disfruten de las mismas cosas que tú. El problema es que la gente que empieza a prostituirse no hace un estudio previo, ya que suelen partir de una situación de necesidad importante y lo hacen de forma precipitada..”
Sí, a ti y al resto de las feministas no os gusta lo anal si no hay dinero por medio. Si aparece un poco más de dinero del que cobra por lo vaginal enseguida se iba a poner a cuatro patas. Por otro lado, no debería de negarse ni de criticarlo porque, ¿cómo son las cancioncitas homosexuales?, eso de negarse a ello es patriarcal, machista, retrógrado, fascista, católico, reprimido y heterosexual. Hay que hacer liberación anal. Lo que en realidad ocurre es que es una táctica comercial. Eso de hacerse la estrecha, analmente hablando, es mentira. Les gusta que se la metan bien por todos los lados. Especialmente por detrás. Pero si dice que no le gusta, algún cliente que sí quiere, cuando insista, ella dirá que no. El cliente dirá que sí y ella dirá “suelta el dinerito porque eso es un pecado para mí y no me gusta”.
El quinto artículo está dedicado a las putas de Podemos. En concreto se han centrado en una que es parte de la industria pornográfica. Lo peor de esta chica no es que sea de Podemos ni que sea una chica muy del montón sino que, como las otras putas feministas, se lo tiene muy creído. Se debe de sentir muy puta, tan puta que no quiere dejar de serlo. Y para eso tiene que adaptar el lenguaje a su realidad mental. Utilizando un sistema marxista de neolenguaje. Ese tipo de palabras inventadas, con fines políticos, que nadie sabe qué significan. Menos mal que vinieron las putas feministas a salvar a las mujeres. Las feministas piensan que se han rendido a su ideología. La realidad es bien distinta. No les importan a nadie. Ni siquiera sexualmente hablando. No están buenas, ni son guapas. Sus cliente seguro que son unos acomplejados izquierdistas. Lo que no sabemos es si les gustaría ser funcionarias del estado, de putas claro. Partiendo del hecho de que medidas como las propuestas por los verdes alemanes, podrían acabar en exigencias de trabajo controlado y dirigido con el fin de conseguir una eficacia y unos objetivos. Imaginaos, planes quinquenales de prostitución. Y eso sin contar que los hombres que tengan necesidades sexuales a ser pagadas por el estado, necesitarían putas que estén buenas. ¿No querrá el Estado causarles un trauma de por vida y una impresionante disfunción sexual, no? A esas putas feministas les gusta el libre mercado para ellas pero el socialismo para los demás. Todas las izquierdistas son iguales.
Pero a ver, putas, vayamos al grano. Que con los preliminares casi se ha acabado la hora y media y todavía no hemos empezado. ¿Por dónde queréis que os la metamos? ¿Preferís poneros mirando para Cuenca, para la Meca o para Pionyang? Esto va a ser rápido pero muy intenso, ya veréis. Y fingir, fingid para adentro. Que fingir os gusta más que follar. Os gusta tanto que, incluso, siempre que os masturbáis, fingís. Las socialistas siempre estáis haciendo trampas, incluso a vosotras mismas.
1. «Soy prostituta y feminista»
2. «Soy puta por elección. No quería trabajar 12 horas por 600 euros»
3. Ms Nina: «Soy una princesa y no una guarra»
4- «Estoy mejor trabajando como puta que en un McDonald’s o de teleoperadora»
5. Podemos da el sorpasso (porno)
6. El impuesto sexual de la izquierda